martes, 28 de abril de 2009

Oscilante..., suave movimiento entre ondas silenciosas, mi corazón susurra palabras que solo el alma puede escuchar. Sus oídos tan pequeños como las ninfas son capaces de escucharme a mil leguas de distancia, ni tan siquiera tengo que mover mis labios..., escuchan mi corazón, dolido, triste...apagado por tu perdida. Mi lamento es tranquilo, resignado y sereno..., pues se que te volveré a encontrar como cada noche, a esa hora en que las brujas despiertan de su letargo. Mi corazón palpita incontroladamente por la espera, se agita en mi pecho y susurra...

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